La Administración Pública, modelo y elemento tractor de la sociedad

  • Opinión

Seguimos inmersos en una pandemia que nos ha cambiado para siempre; gracias a los avances científicos en el desarrollo de vacunas hemos conseguido descender los contagios y los fallecidos, y ya vislumbramos la luz al final del túnel.

Leonor Torres Moreno,
Vicepresidenta de ASTIC

La pandemia, como cualquier crisis, nos ha brindado nuevas oportunidades; gracias a ella hemos asistido a un despliegue tecnológico sin precedentes: hemos conseguido mantener activos los servicios, las clases online, el ocio y, especialmente, el contacto con nuestros seres queridos. Y aunque los trámites electrónicos y el comercio online han incrementado su uso, también esto ha hecho más evidente la brecha digital aún latente.

Me preguntaban el otro día si los avances tecnológicos seguirían produciéndose sin cesar o había posibilidades de que pararan o se estancaran. A pesar de no tener dotes de adivina, me cuesta creer que se vaya a ralentizar; todo apunta a lo contrario, pienso que los avances tecnológicos y científicos son imparables.

Es precisamente este hecho el que revela la relevancia de aprovechar el momento histórico en el que nos encontramos. Con el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia tenemos una oportunidad única de mejorar nuestro país, de obtener recursos que nos permitan realizar transformaciones estructurales que nos faciliten seguir avanzando, adaptarnos a un mundo cada vez más globalizado y ágil. Realizando un uso adecuado de las tecnologías conseguiremos no sólo un mundo más sostenible e inclusivo sino también una economía más productiva.

El reto es extraordinario, tendremos que mejorar el actual modelo de gobernanza, coordinarnos mejor, conseguir dotarnos de mayor agilidad y eficiencia para conseguir aprovechar con éxtio las oportunidades que se nos brindan.

La Administración pública tiene que servir de modelo y ser un elemento tractor de la sociedad. Debe seguir trabajando en su modernización, en la simplificación de sus estructuras y procedimientos y, especialmente, por un acercamiento más próximo a la ciudadanía. No olvidemos que la Administración debe atender todas y cada una de las necesidades, si cabe debe prestar mayor atención a quien más lo necesita (los colectivos más vulnerables, las personas mayores, las víctimas de cualquier tipo de violencia, …). La Administración no puede cerrar sus puertas escudándose en herramientas tecnológicas; debe estar abierta a todos, debe informar adecuadamente para que cualquier persona consiga realizar los trámites que necesite sin ayuda externa.

Los profesionales TIC de la Administración llevamos trabajando años en la digitalización de procesos, hemos hecho un buen trabajo, y los datos dan prueba de ello. Somos líderes en Europa, así lo evidencia el índice DESI 2020, hemos conseguido un segundo puesto en materia de servicios públicos digitales, nuestra posición global es también relevante, alcanzado el séptimo puesto en el índice de gobierno digital de la OCDE. Tenemos que estar muy orgullosos de estos logros, así como de haber conseguido mantener la continuidad de los servicios en este último año, sin por ello caer en la autocomplacencia pues es mucho aún el cambio que nos queda por recorrer para conseguir una Administración capaz de atender las necesidades de una sociedad compleja y plural.

Es cierto que “cuesta ser profeta en tu tierra” y que en España se tiende a rebajar los aciertos y agrandar las torpezas, pero debemos cambiar este modelo que nos perjudica como colectivo y como país, porque hacemos cosas muy bien que debemos apoyar y aplaudir y, aquellas otras mejorables deben ser revisadas bajo una mirada crítica constructiva, que siempre será agradecida y bien recibida; lo importante es aprender de los errores y colaborar para mejorar la coordinación, la gobernanza y lograr una Administración más moderna y eficiente.

Contamos con nuevos recursos que nos provisionarán los fondos NextGenerationEU, que nos permitirán reparar los daños económicos producidos por la pandemia.  Se trata de un gran desafío, con un marco temporal bien definido y unos objetivos aún por terminar de precisar, una oportunidad histórica que no debe malgastarse. Alcanzar los objetivos implica impulsar un gran número de proyectos que necesitarán licitación ágil que debe enfrentar y superar dos grandes desafíos: agilizar la contratación en primer lugar (posiblemente la reducción de plazos no sea suficiente), y que las unidades TIC dispongan de efectivos suficientes para realizar el adecuado control y seguimiento de estos proyectos.

En el RD 36/2020 se han adoptado ya una serie de medidas interesantes enfocadas a reducir los plazos para agilizar el procedimiento de contratación. Pero necesitamos ir más allá, simplificar la preparación y fases previas de la contratación dotando el proceso de mayor flexibilidad a la vez que se garantiza la legalidad, para cumplir los objetivos en plazo.

No estamos acostumbrados a otras fórmulas de colaboración con el sector privado, socios fundamentales e imprescindibles que nos deben acompañar en este desafío. Es necesario explorar nuevos modelos, quizá podemos tomar ejemplo de las sociedades mixtas o los consorcios. Este hecho se une, además, al insuficiente número de recursos humanos que puedan gestionar los contratos a la vez que controlar y coordinar los proyectos. Actualmente, los departamentos se encuentran superados con la tramitación habitual y una carga mayor va a suponer un tremendo esfuerzo que irá en detrimento inevitablemente de la calidad del servicio.

En relación al modelo de selección, el cuerpo TIC presenta un modelo excepcional en el ámbito de la función pública, combinando pruebas de conocimiento y resolución de problemas sin dar preponderancia a las pruebas memorísticas. A nuestro juicio, el proceso selectivo es a priori adecuado, no obstante, conviene acortar los plazos de incorporación de los nuevos efectivos para facilitar su incorporación ágil a las unidades, necesitamos consiguir equilibrar el número de profesionales con la carga real de trabajo de cada departamento, y siendo aún más ambiciosos, deberíamos pensar en dotar a las unidades de suficientes recursos y tiempo para potenciar la innovación al objeto de evitar dependencias de monopolios extranjeros.  

Desde ASTIC, Asociación Profesional de Cuerpos Superiores de Sistemas y Tecnologías de la Información de las Administraciones Públicas, estamos colaborando activamente con función pública para dar a conocer nuestros proyectos y hacer más atractiva la carrera administrativa a los y las jóvenes. Conviene comunicar de una forma más activa para conseguir captar más talento, sobre todo femenino, ya que la mujer sigue estando infrarrepresentada en el ámbito de la tecnología, especialmente en la Administración Pública, lo que incide negativamente en su acercamiento a la sociedad a la que presta sus servicios.

Si hablamos de sueldos, claramente no podemos competir con el mercado actual, las “startup” ofrecen condiciones salariales que claramente aventajan a la Administración, no obstante, la transcendencia de los proyectos desarrollados por las Administraciones públicas y su impacto directo en la sociedad, sí pueden ser un elemento atractivo, además de otras ventajas como las posibilidades de conciliación de la vida laboral y personal. El teletrabajo debería convertirse en una apuesta decidida por parte de las Administraciones públicas, permitir incorporar talento de cualquier región de España e incluso ser parte de la solución al problema de la España vaciada, dado que gozamos de una calidad y capacidad de penetración en nuestras infraestructuras de comunicaciones muy superior a otros países europeos.

El teletrabajo ha incrementado la superficie de exposición y nos ha hecho temporalmente más vulnerables. Afortunadamente, contamos con grandes profesionales que han sabido protegernos a pesar de los aún escasos medios disponibles en esta área, tanto en recursos humanos como en créditos presupuestarios; necesitamos continuar avanzado en la concienciación y en la mejora de las soluciones para evitar y minimizar los efectos negativos de los ataques que resultan cada vez más complejos.

La ciudadanía debe sentirse segura en su relación con la Administración, y en eso hay que seguir trabajando.

Contamos con una regulación en privacidad muy avanzada en Europa, que nos garantiza el respeto a decidir sobre el destino y uso de nuestros datos personales, debemos dotarnos de herramientas y profesionales suficientes para garantizar este derecho a todos los ciudadanos y, por supuesto, a los empleados públicos. Los principios de la protección de datos desde el diseño y por defecto deben ser nuestra prioridad, el adecuado uso de las tecnologías disruptivas respetando nuestros derechos está en juego.

Para mejorar la interacción con el ciudadano tenemos que buscar soluciones holísticas que proporcionen el gobierno del dato e ir incorporando los procedimientos necesarios para asegurar su calidad y aportación de valor.

Por último, insistir en la necesidad de innovación apoyando el uso ético de las tecnologías disruptivas bajo el prisma de nuestra cultura europea, apuesta imprescindible para posibilitar nuevos enfoques y soluciones. La alta carga de trabajo actual dadas las exiguas plantillas de empleados públicos técnicos de tecnologías de la información y comunicaciones, anteriormente mencionada, hacen prácticamente inviable esta tarea que se va postergando “sine die”;  sin embargo, es prioritario disponer de recursos humanos con tiempo destinado a la innovación, fomentar un modelo de gobernanza que permita compartir las experiencias y posibilitar la reutilización de todas aquellas que supongan una ventaja clara tanto para la Administración como para la sociedad.

 

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Puedes ver la entrevista a Carmen Cabanillas, presidenta de ASTIC, aquí.